Un pequeño afilador manual fácil de usar.
El mantenimiento de un cuchillo es esencial para obtener un filo de calidad y facilitar su uso. Los cuchillos se dañan regularmente con los alimentos que cortan, así como con la cerámica de los platos, por lo que es importante afilarlos y conocer las distintas herramientas y técnicas. Opinel te lo cuenta todo sobre el afilado de los cuchillos.
Depende esencialmente de la sensación al usarlo y de la percepción personal. Cuando veas que el cuchillo pica más que corta, es hora de afilarlo. Aunque no hay una regla fija, te recomendamos que lo hagas regularmente para conseguir el mejor filo posible.
También debes saber que se puede afilar el cuchillo antes o después de su uso. A veces te puedes dar cuenta al cortar un alimento de que el filo necesita un afilado. Entonces solo tienes que limpiar el cuchillo, enjuagarlo, afilarlo y volver a limpiarlo antes de seguir cocinando. El cuchillo debe estar siempre limpio en el momento de afilarlo para no dejar residuos en la herramienta.
Atención: algunos cuchillos no se pueden afilar. Es el caso de los cuchillos dentados, los cuchillos de pan o los peladores. Es importante cuidarlos en cada uso para no estropear el filo. En cambio, se pueden afilar los cuchillos de cocina, de mesa, de jardín, infantiles, ya que poseen una hoja lisa.
Es posible afilar una hoja de acero inoxidable o de acero al carbono. Sin embargo, el acero al carbono tiene una dureza ligeramente inferior, por lo que será más fácil de afilar y requerirá menos pasadas.
En primer lugar, existen afiladores de acero y de diamante.
El afilador de diamante se utiliza para cuchillos que tienen un filo usado, estropeado, que hay que reconstruir. Posee pequeñas asperezas que le confieren propiedades más abrasivas.
El afilador de acero se utiliza más para el mantenimiento y el afilado regular de los cuchillos. Posee líneas longitudinales que se sienten al tacto. Tiene un imán, lo que permite que la limadura permanezca en el afilador y no en el cuchillo tras el afilado.
Existen otras herramientas para afilar cuchillos, como las piedras o el afilador manual. Este, pequeño y fácil de guardar, permite mantener el filo de corte. Es fácil de utilizar, basta con pasar el cuchillo de 6 a 8 veces entre las dos placas sin apoyarlo demasiado con la punta hacia abajo. Para quitar la rebaba, es decir, las pequeñas partículas metálicas que se quedan en el borde de la hoja tras el afilado, basta con realizar 4 o 5 pasadas con la punta del cuchillo orientada hacia arriba.
Si no dispones de material en tu casa, puedes coger dos cuchillos y afilarlos uno contra otro, en horizontal, con un ángulo de aproximadamente 20º, siguiendo los filos de corte de las hojas.
Existen 2 técnicas de afilado con los afiladores, ya sean de acero o de diamante.
La primera es la que enseñan en las escuelas de cocina. Es preferible utilizar una tabla para no estropear la mesa o el soporte en el que se realiza el afilado. Se aconseja colocar el extremo del afilador en la ranura para estabilizarlo. El afilador debe estar en posición vertical sostenido con firmeza. Debe haber un ángulo de aproximadamente 20º entre la hoja y el afilador. Lentamente se afila el cuchillo siguiendo el filo de corte, desde la parte inferior de la hoja hasta la punta. Este movimiento se puede realizar de 6 a 8 veces en ambos lados de la hoja.
La segunda técnica es la más utilizada por los carniceros, por ejemplo. Aquí, el afilador no está apoyado, sino que se agarra con la mano en horizontal. Siempre con un ángulo de unos 20º, se realiza el mismo gesto, siguiendo despacio la hoja de corte del cuchillo hasta la punta. Es preferible mover el cuchillo hacia el exterior que hacia uno mismo por razones de seguridad, pero se pueden hacer los dos gestos.
Estas dos técnicas son válidas para los cuchillos de cocina, de mesa o los cuchillos plegables. Es importante respetar el ángulo de 20º para no estropear el filo de corte si el ángulo es demasiado grande o la hoja si el ángulo es demasiado pequeño. También hay que tener cuidado de no apretar mucho. Para los principiantes aconsejamos la primera técnica, que ofrece mayor estabilidad.
Un afilador no requiere mucho mantenimiento. Tras cada uso solo hay que limpiarlo con un trapo limpio para eliminar la limadura que sobra. No hay que engrasar el afilador. En efecto, el enganche se debilita y los cuchillos se resbalan, por lo que se pierde el efecto del afilado. Si engrasas el afilador tendrás que utilizar un detergente posteriormente.
Los afiladores Opinel disponen de un cordón en la punta del mango para colgarlos. También puedes guardarlos en un cajón con los demás utensilios.
Con el tiempo, el afilador puede desgastarse. Se vuelve liso y pierde poco a poco su capacidad de afilado. El afilador de diamante se desgasta más rápidamente que el de acero, ya que sirve para reconstruir los filos de corte estropeados, por lo que sufre más. Sin embargo, esto sucede después de varios años.
¿Está seguro que quiere realizar esta acción?