«¡Un año a 100 por hora en el mar!»

Septiembre marca el inicio de las clases para todos, pero mi barco y yo no hemos tenido realmente ni un momento de descanso desde enero.En primer lugar, tuvimos los entrenamientos de otoño e invierno en el centro de Concarneau.

¿El programa?

Series de maniobras, navegando en todo tipo de condiciones, desde momentos de calma total (cuando apenas hay viento), hasta desafíos mucho más arriesgados (o sea, navegar en plena tormenta). Como relaté en mi artículo para Voiles et Voiliers, al principio del proyecto sufrí algunos contratiempos que me hicieron perder la confianza en mí misma. Embarcarse en una regata Mini constituye un proyecto ambicioso que hay que llevar a cabo en solitario. Hay que buscar compañeros, saber reparar todo lo que se rompe, así como gestionar un presupuesto y una agenda descomunal. En definitiva, ¡todo un reto!

Primeras regatas en solitario

Unas semanas antes, si alguien me hubiera dicho que iba a pasar mi primera noche sola en mi barco en una regata, ¡no le habría creído! ¡A pesar del pequeño nudo en el estómago y las rodillas temblorosas en el muelle antes de partir, había que hacerlo!

Así, a mediados de abril me embarqué en la Pornichet Select, una regata en solitario de 300 millas náuticas. Dos días y dos noches navegando alrededor de las islas de Houat, Hoëdic, la isla de Yeu, aerogeneradores marinos y el canal de Saint-Nazaire... Viví todo tipo de emociones, desde el miedo hasta el inmenso placer de encontrarme de noche en mi barco a toda velocidad, observando el plancton fluorescente que se extiende sobre la cubierta y que ilumina los delfines que vienen a mi encuentro.

Primera victoria del año: ¡cruzar la meta de mi primera regata en solitario! A pesar del agotamiento, dos semanas después tomaba la salida de mi segunda regata en solitario: la Mini del mes de mayo. 500 millas náuticas desde Trinité-sur-mer y mi primera travesía sola del Raz de Sein, donde incluso me crucé con una tortuga marina... ¡Y una vez más, logré cruzar la línea de meta!

Navegar por el canal de la Mancha

Tras las dos primeras regatas en solitario llegó la Copa Calvados: dos regatas a dos que nos llevaron de Douarnenez a Deauville, en Normandía.

No es fácil para unos bretones navegar en el Canal de la Mancha, donde las corrientes son mucho más fuertes y ejercen un efecto considerable sobre el viento y el mar. La segunda regata nos llevó a cruzar el Canal de la Mancha dos veces hasta Inglaterra y de vuelta a Deauville. Así pudimos disfrutar de las costas del sur de Inglaterra... ¡sin detenernos, por supuesto!

Otra maniobra muy técnica: navegar de noche entre los cargueros (¡dedicando mucho tiempo a pedirles por radio que desvíen sus rutas!).

La Mini Transmanche: los veteranos veleros Mini atrapados en la tormenta

En agosto, pasé más de veinte días en el mar entre mi clasificación fuera de competición de 1000 millas náuticas y una regata de 500 millas náuticas. La regata era la Mini Transmanche: una regata abierta a barcos antiguos, como el Kaïros que fue construido en 2005 y presenta una proa puntiaguda.

¿La ruta?

Se parte de Ouistreham en Normandía para atravesar dos zonas de corrientes fuertes: el «raz de Barfleur» y el «raz de Blanchard»; a continuación, se sube hacia Inglaterra rodeando el faro de Wolf Rock al sur de las Islas Scilly, se bordea la costa sur de Inglaterra en dirección a la Isla de Wight y, por último, se cruza de nuevo el Canal de la Mancha hacia Ouistreham.

¡Esta regata ha sido, con diferencia, la más difícil de toda la temporada! Atravesamos cuatro frentes (cuatro tormentas), las olas eran más altas que el barco y tuve que sacar mi vela de tormenta varias veces... Desgraciadamente, en la Isla de Wight, mi vela mayor se rompió por completo y tuve que cruzar el Canal de la Mancha para regresar a Francia con una sola vela de proa. Esta regata fue especialmente dura tanto para mi barco como para mí. El único punto positivo es que he adquirido mucha experiencia real de navegación. También batí mi récord de velocidad con mi barco: ¡16 nudos! (más de 29 km/h).

A pesar de varias piezas rotas, gané el premio «Planet Perf» que premia los proyectos ecorresponsables.

Última regata de la temporada: la Duo Concarneau

 

Mi año de competición terminó con una regata de 300 millas náuticas entre Saint-Nazaire, Molène y Glénan. Así, ¡Kaïros volvía a surcar el Atlántico! Tuvimos un comienzo bastante intenso con fuertes vientos, navegando con el espináker y alcanzando de nuevo picos de 16 nudos. El resto de la regata transcurrió sin problemas, en condiciones tranquilas y con mucho sol. Solo un punto negativo: ¡en septiembre las noches en el mar empiezan a refrescar!

¡Estoy realmente satisfecha con este año tan intenso y enriquecedor en el mar! Quiero dar las gracias a mi esponsor, Opinel, que me ha permitido inscribirme en todas estas regatas y adquirir experiencia en el mar. Próximo objetivo: sacar el barco del agua para cuidarlo y mejorarlo. Después de validar mi calificación en regata y fuera de ella, ahora quiero retomar los entrenamientos para progresar en el mar.